El dióxido de carbono (CO2): principal responsable del efecto invernadero. Su concentración anómala en la atmósfera es debida sobre todo al uso de combustibles fósiles para procesos industriales y medios de transporte. Su emisión procede de todo tipo de procesos de combustión: petróleo, carbón y/o madera. También existen procesos naturales que varían su concentración en la atmósfera de forma cíclica según el patrón de las estaciones del año (al perder sus hojas los árboles), o de forma más puntual las erupciones volcánicas o los incendios. Su tiempo de permanencia en la atmósfera es de entre 50 y 200 años y su contribución al efecto invernadero se estima que es del 76%, la más alta de todos los gases.

El metano (CH4): su origen se encuentra en las fermentaciones producidas por bacterias anaerobias especializadas que se encuentran en zonas pantanosas, cultivos como el arroz y en las emisiones desde el tracto intestinal del ganado. También se produce por los escapes de depósitos naturales y conducciones industriales. Contribuye al 13% del calentamiento global, su efecto es 25 veces mayor que el dióxido de carbono, con tiempo de permanencia en la atmósfera de unos 12 años.

Los clorofluorocarbonos (CFC): Son compuestos químicos artificiales que se encuentran presentes en pequeñas concentraciones en la atmósfera pero que son extremadamente potentes en su efecto invernadero. Los principales son los hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarburos (PFC) con múltiples usos industriales en sistemas de refrigeración, componentes de aerosoles y producción de aluminio, y el hexafluoruro de azufre (SF6) utilizado como aislante eléctrico. Su tiempo de residencia en la atmósfera es largo, en torno a los 260 años, aunque los perfluorocarburos (PFC) tienen una duración de 50.000 años, y el hexafluoruro de azufre (SF6) de 3.200 años.

La quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) produce emisiones de GEI que contribuyen al calentamiento global.

10 maneras de reducir las emisiones y la contaminación: 

1. Ser conscientes del impacto de las emisiones de CO2

2. Reducir el uso de autos privados

3. Practicar una movilidad sostenible

4. Aumentar nuestra eficiencia energética

5. Consumir energía renovable

6. Seguir una dieta con baja huella de carbono

7. Convertirse en un consumidor sostenible

8. Plantar árboles

9. Apostar por productos de kilómetro cero

10. Reclamar más implicación institucional en la lucha contra el cambio climático